Mientras en el mundo
“desarrollado” se habla de autopistas del mar, transporte intermodal, buques
especializados, ratios de carga, etc…, algunos miles de kilómetros al sur,
existe otra marina mercante ajena a todo ello, que parece haber quedado anclada
en las penúltimas décadas del siglo XX. Es el caso del puerto de Mindelo,
situado en la isla de Sao Vicente, una de las nueve que componen el
archipiélago de Cabo Verde. Como único puerto de la isla y segundo en
importancia del país, a través de allí entran y salen todo tipo de mercancías.
Podría pensarse que hay extensas superficies para almacenamiento de
contenedores, grúas pórtico, tanques para combustible y rampas para cargas
rodadas. No es así, no hay una sola grúa fija en el puerto y ni ninguna otra
instalación especializada. Nada de esto existe y sin embargo todas las
mercancías movidas en ese tipo de instalaciones, se mueven también allí. Se
mueven a otro ritmo y de otra forma.
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El "Boavista" cargando mercancias de lo más variadas |
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Uno de los muelles de Mindelo a pleno rendimiento |
Las estancias en puerto de los buques no
se miden en horas, sino en días e incluso semanas. La mayoría de buques que operan
son el clásico buque de carga general, con un par de bodegas y puntales para la
carga y descarga. Hasta es difícil ver alguno con grúas hidráulicas. También
había pequeños buques tanque que seguramente se dedican al abastecimiento entre
islas, además de viejos remolcadores y un ferry, viejo conocido de los puertos
españoles, pues durante muchos de sus 47 años de vida navegó por nuestro país
con los nombres de "Islas Pitiusas” y “Volcán de Tindaya”; actualmente se denomina
“Mar d’Canal” y cubre la línea entre Mindelo y Portonovo en la cercana isla de
Sao Antonio. Todos ellos son barcos que cumplen el dicho de que nacen y operan
durante su primera década de vida en el norte de Europa, la segunda década
bajan al Mediterráneo y a partir de la tercera van bajando de latitud y en las
zonas tropicales estiran su vida útil antes de acabar en el fondo por un
corrimiento de carga o varados en alguna playa por un fallo de la máquina en
las proximidades de tierra.
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El ferry "Mar d'Canal" con su casi medio siglo de vida hace su entrada en Mindelo, mientras otros cargueros esperan su turno. |
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Óxido, remiendos, nombres repintados, etc.... es lo imagen habitual entre los fondeados en la bahía. |
Además de los citados dedicados
al cabotaje interinsular, durante los dos días de estancia del B/O Sarmiento de Gamboa a finales de
julio, operaban en el puerto un par de mercantes dedicados al tráfico
internacional. Uno era un viejo carguero frigorífico, el “New Takatsuki”, que
cargaba atún congelado a granel procedente de distintos atuneros españoles que
se abarloaban a su costado. Concretamente aquellos días estaba descargando el
bermeano “Playa de Bakio”, con 1000 toneladas de túnidos en sus bodegas. Los
mercantes frigoríficos son un tipo de buque en clara regresión, debido
principalmente a la competencia del transporte en contenedores. Precisamente el
otro gran buque en puerto en aquellos días era el portacontenedores “Max
Winnner” que cargaba y descargaba contenedores, en su mayoría de cargas refrigeradas.
Era el único signo de modernidad en el puerto, pero contagiada por el ritmo
tropical pues la carga y descarga se realizaban con las propias grúas del buque
y así la operación con cada contenedor emplea un tiempo muy superior a la
habitual en una terminal especializada.

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"New Takatsuki", "Playa de Bakio", "Chariot" y la popa del "Sarmiento de Gamboa" |
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El portacontenedores "Max Winner" operando con sus propias grúas |
Las mercancías que se veían en
los muelles eran de lo más variadas. Así por ejemplo, mientras el “13 de
Janeiro” llenaba sus bodegas hasta los topes con carga ensacada, probablemente
sal o harina, en el “Chariot” los estibadores iban sacando grifos de cerveza en
pallets, el “Playa de Bakio” transfería sus atunes a granel al “New Takatsuki”
y el “Boavista” cargaba todo tipo de mercancías, la mayoría en cajas de cartón
que se pasaban al barco de mano en mano.
Alrededor y en la cubierta de
cada uno de estos buques pululaban hombres como si aquello fuese un hormiguero.
Seguramente cada uno tenía su cometido pero a simple vista era difícil
deducirlo. Cuando lo habitual en un puerto europeo es ver los muelles
prácticamente vacíos con grúas y buques que tal parece que operan
autónomamente, allí todo lo contrario. Un batiburrillo de razas, indumentarias,
ausencia o presencia de EPIs sin una lógica determinada, prisas, gritos, grupos
en animada charla o personal descansando después de su turno en bodega, creaban
una atmósfera especial que como decía al principio cada vez es más difícil de
ver.
Sirvan las imágenes para ilustrar todo ello. Espero que os gusten.
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El "Chariot" descargando grifos de cerveza |
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El "13 de Janeiro" llenó sus bodegas con carga ensacada, probablemente harina o sal |
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Trasferencia de atunes congelados del "Playa de Bakio" al "New Takatsuki"; era tal la maraña de puntales y cables que se hacía dificil distinguir a que buque pertenecía cada uno |
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La carga de un solo contenedor empleaba no menos de diez minutos y un número de operarios muy superior a las terminales especializadas |
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Lo tradicional y la carga contenerizada comparten muelle. Poco a poco se irá imponiendo la segunda |
Charlas distendidas, uniformes y falta de ellos, idem con los epis, mercancias variadas esperando su turno de embarque,....
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Destino final de la mayoría de estos buques. En la misma bahía buque varados, buques hundidos y buques a punto de sucumbir ante el soplete |