La Isla Livingston es una de las
diecinueve que forman el archipiélago de las Shetland del Sur, situado al norte
de la Península Antártica y separado de ella por el Estrecho Bransfield.
Livingston está situada en
62º37´S y 60º27`O. Tiene 974 km2 y forma irregular, con 73 km de largo y 34 km
de ancho y un relieve muy abrupto con una altura máxima de 1700 m. La mayor
parte de su superficie está cubierta por glaciares.
Es probable que la primera
presencia humana en la isla hayan sido los posibles supervivientes del
naufragio en 1819 del navío español San Telmo, al que se vio por última vez en
el Paso Drake dirigiéndose al sur para escapar de una tormenta, con daños en el
timón. Se dirigía junto con otros tres buques españoles desde Cádiz hasta Perú
con 644 personas a bordo.
Ese mismo año 1819, estas islas
fueron avistadas y bautizadas por el ballenero inglés Willian Smith, y en un
segundo viaje desembarcó en ellas. De este viaje hay algún testimonio de la
observación de restos un naufragio que podría ser el del San Telmo, acaecido
meses antes.
La isla no tiene habitantes
permanentes y tiene reclamaciones soberanía por parte de Argentina, Chile y
Reino Unido. Actualmente está sometida a las condiciones del Tratado Antártico,
que desde 1961, blinda el uso de las tierras por encima de latitud 60ºS a fines
pacíficos y de interés para la humanidad y disponible para todos los países.
En la isla hay cuatro bases
científicas de España, Bulgaria, Chile y Estados Unidos.
La española es la BAE Juan Carlos
I, abierta en 1988. Está gestionada por el CSIC a través de la Unidad de
Tecnología Marina (UTM). Tiene la consideración de Gran Instalación Científica,
al igual que el B/O Sarmiento de Gamboa que este año está sirviendo como apoyo
logístico para las labores de reacondicionamiento de la base. La base solo está
ocupada durante el verano austral, entre los meses de noviembre y marzo; aunque el resto del año algunos equipos científicos realizan registros continuos automáticamente.
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BAE Juan Carlos I |
Durante los últimos días de enero
y los primeros de febrero el Sarmiento de Gamboa estuvo descargando material y
víveres en su segundo viaje desde Ushuaia. Por unas circunstancias u otras no
pude poner el pie en tierras antárticas y aun así las fotos que pude tomar
desde el barco ya me hacen pensar que el viaje ha merecido la pena. A
continuación pongo una selección de estas imágenes. Fue difícil tener que
descartar muchas de ellas.
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